¿Publicidad?, ¿qué carrera es esa?, ¿eso ya tiene salida?, ¿y con eso, luego, dónde trabajas?, ¿qué es, cómo periodismo?
Estas son sólo algunas de las preguntas que hacen unos padres normales cuando su hijo, no tan normal, les comunica que quiere estudiar la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas. Aquí, este aspirante a publicista y relaciones públicas tiene ante él, su primer y uno de los briefings más difíciles a los que se enfrentará en su vida: convencer a sus padres de que le permitan hacer dicha carrera.
Esta falta de convencimiento viene entre otros factores, de la poca claridad en la labor profesional.
-Hijo mio, pero tú, ¿qué haces en esa agencia?
Respuesta habitual: -Pues no sé mamá, de todo.
Ese "de todo" desconcierta totalmente a una madre que siempre ha soñado con que su hijo cure enfermos o construya edificios. No mamá no, yo construyo marcas. Acabáramos.
Llega el día que cansado de la duda existencial que hay en tu casa sobre a qué se dedica este chiquillo, haces un esfuerzo sobrehumano de explicación sistemática de en qué demonios trabajas.
Mira mamá, mira papá, me dedico a comunicar mediante la utilización de mensajes persuasivos a un público generalmente masivo, sobre un bien o servicio, a través de los medios de comunicación, con el objetivo de motivar a ese público generalmente masivo, hacia una acción que suele ser que compre el dichoso producto o servicio que comercializa la empresa/cliente que nos ha contratado.
Al acabar esto, sabes que tú tampoco has dicho totalmente la verdad, que te has dejado miles de matices que tal vez, otro día, más calmado, profundizarás a tu padre y a tu madre, pero por ahora con eso basta.
Aún así, tienes la sensación de que no lo han llegado a entender del todo, que no han terminado, por la expresión de sus rostros, de saber muy bien realmente qué haces en tu vida profesional. Esto lo confirmas cuando llama por teléfono una amiga de la familia que hace unos años que no sabes nada de ella, y oyes a tu madre decir: "el crio, ha hecho publicidad, nada, como periodismo".
Asier Rebollo
@AsiESrebollo
Estas son sólo algunas de las preguntas que hacen unos padres normales cuando su hijo, no tan normal, les comunica que quiere estudiar la carrera de Publicidad y Relaciones Públicas. Aquí, este aspirante a publicista y relaciones públicas tiene ante él, su primer y uno de los briefings más difíciles a los que se enfrentará en su vida: convencer a sus padres de que le permitan hacer dicha carrera.
Esta falta de convencimiento viene entre otros factores, de la poca claridad en la labor profesional.
-Hijo mio, pero tú, ¿qué haces en esa agencia?
Respuesta habitual: -Pues no sé mamá, de todo.
Ese "de todo" desconcierta totalmente a una madre que siempre ha soñado con que su hijo cure enfermos o construya edificios. No mamá no, yo construyo marcas. Acabáramos.
Llega el día que cansado de la duda existencial que hay en tu casa sobre a qué se dedica este chiquillo, haces un esfuerzo sobrehumano de explicación sistemática de en qué demonios trabajas.
Mira mamá, mira papá, me dedico a comunicar mediante la utilización de mensajes persuasivos a un público generalmente masivo, sobre un bien o servicio, a través de los medios de comunicación, con el objetivo de motivar a ese público generalmente masivo, hacia una acción que suele ser que compre el dichoso producto o servicio que comercializa la empresa/cliente que nos ha contratado.
Al acabar esto, sabes que tú tampoco has dicho totalmente la verdad, que te has dejado miles de matices que tal vez, otro día, más calmado, profundizarás a tu padre y a tu madre, pero por ahora con eso basta.
Aún así, tienes la sensación de que no lo han llegado a entender del todo, que no han terminado, por la expresión de sus rostros, de saber muy bien realmente qué haces en tu vida profesional. Esto lo confirmas cuando llama por teléfono una amiga de la familia que hace unos años que no sabes nada de ella, y oyes a tu madre decir: "el crio, ha hecho publicidad, nada, como periodismo".
Asier Rebollo
@AsiESrebollo
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